lunes, 8 de agosto de 2016

El parto natural




La semana pasada acabamos colgando un vídeo en el apartado Para compartir acerca del proceso de creación de un ser humano. Os invitamos a verlo si aun no lo habéis hecho.

Lo cierto es que nos dejó pensativos y ésta semana nos apetece empezarla así, reflexionando :)

Os sonará la frase "parirás con dolor". Es una de esas frases dilapidantes que a lo largo de los años el ser humano ha creído con firmeza. Ha sido una creencia colectiva con la que hemos convivido, a la que no hemos cuestionado y casi se nos hace imposible plantearnos otra opción.

Siempre me ha gustado fijarme en los animales. Si os fijáis en una gata pariendo, veréis que el parto se produce con naturalidad, que no hace falta en la inmensa mayoría de los casos que se intervenga, y que su instinto le va diciendo qué hacer, y cómo hacerlo.  Ellos siguen la biología sin cuestionarla, se rigen por lo natural sin dudas y por supuesto no tienen creencias que les limiten.

El ser humano es y ha sido indudablemente capaz de lo mismo, solo que estamos bajo el influjo de una creencia colectiva que nos produce miedo. El miedo al dolor. Pues bien, éste miedo al dolor es una emoción que se vuelve contra nosotros.

Simplificando mucho, la pared uterina está compuesta de dos tipos de fibras musculares. Durante todo el embarazo y la hora del parto estarán activas ayudando, bien a la correcta posición del feto y su mantenimiento dentro del útero, o bien con sus contracciones en la hora del parto a que el bebe nazca. Estos dos tipos de fibras son las circulares, que son las encargadas de retener al feto, y las longitudinales que son las que lo harán descender.


Cuando estamos asustados, se activa el sistema nervioso simpático, que es el encargado de mantenernos en un estado de vigilia, de alerta, y también el que se activa cuando hay un peligro. Gracias a él podemos estar preparados para una situación que requiera tensar de forma brusca y rápida nuestras fibras musculares cuando hay ,por ejemplo, que huir. 
Si durante el parto estamos asustados, tenemos miedo al dolor, las fibras musculares de nuestro cuerpo se tensan, incluidas las del útero, pero no solo las que hacen salir al bebe, sino también las que lo retienen. Con lo que el miedo al dolor es un proceso que se retroalimenta produciendo más dolor y en concreto durante el parto, dificultándolo.
No es exactamente que le parto no duela, dado que cuando las fibras longitudinales se contraen, las que ayudan a descender al bebe, es una tensión importante, pero desde luego no es comparable con el dolor que se puede experimentar si debido al miedo tenemos activadas ambos tipos de fibras (retener y expulsar).

Efectivamente si fuésemos confiados, entendiendo que nuestro cuerpo posee todo lo que necesita, sabiendo que es un proceso natural, nuestros partos no necesitarían más que de la propia madre y de quien ella eligiese para acompañarla.

Recuperaríamos un tipo de parto natural, el que siempre ha sido. No hablamos de renunciar a la asistencia sanitaria, pero si confiar en que no hay necesidad de medicalizarlo, igual que una gata no necesita ninguna ayuda para llevar a cabo el proceso más natural del mundo, el parto.



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